Te has fijado cómo están los perros hoy en día? Todos se rascan. Son todos alérgicos y con unos problemas de piel bárbaros. Yo he trabajado en clínica veterinaria y ahy perros con problemas de piel a los que les tienen que administrar corticoides para que dejen de rascarse.
Yo vivo en la ciudad y cada vez que voy al parque a pasear a mis perros los bichos me comen. No sé si son pulgas o las aguas contaminadas con la que se riegan los parques, pero tengo picores y ronchas por toda la piel. Sin embargo, a mis perros no les afecta.
¿Quieres saber cuál es mi secreto para que nunca, ni uno solo de mis perros haya tenido parásitos? Pues sigue viendo este vídeo, que te voy a explicar de manera muy simple por qué hay tantos perros con problemas de piel y cómo esta situación se convierte en un festín para los parásitos, pulgas y garrapatas.
En primer lugar, vamos a ver qué son las alergias. Pues éstas son respuestas exageradas del sistema inmunitario al entrar en contacto con determinadas sustancias llamadas alérgeno.
Esto ocurre porque el sistema inmunitario se encuentra muy débil y frente a cualquier sustancia sospechosa saltan las alarmas.
¿Por qué se debilita el sistema inmunitario? Por varios factores:
La genética. Los perros hoy en día van muy justos de salud. Hay razas que apenas pueden respirar.
La mala alimentación. El principal motivo de las visitas al veterinario son las diarreas y el estrés. Los perros cada vez hacen menos vida de perro. Pasan casi todo el día encerrado en sus casas o atrapados en un jardín. Cualquier perro víctima de estos factores es víctima fácil de parásitos, y un soplo de aire fresco los puede enfermar. Si nos vamos al lado opuesto, tenemos a los perros rudos de trabajo de los pastores o los cazadores.
Algunos de estos perros de las montañas, viven en hábitats infestados de pulgas y garrapatas. Sin embargo, estos perros ni se rascan ni tienen los problemas de piel de un peludito doméstico. ¿Por qué?
Porque genéticamente no están seleccionados para que combinen con los colores de las cortinas de casa, sino por su funcionalidad. Son perros fuertes, sanos y robustos, y porque muchos de ellos son alimentados con las presas que ellos mismos cazan, y no con las chucherías y los venenos que se venden en las tiendas de mascotas. Y por qué no sufren estrés, ya que son perros de trabajo muy activos que no se dedican a morder los muebles de casa, ni a mearse en el sofá, sino que se dedican a su trabajo.
Esos perros rudos están sanos, sin estrés, bien alimentados con presas naturales y no muchos no están castrados. Y es que la castración siempre altera el ciclo hormonal, por lo tanto afecta al sistema inmunitario.
Pues bien, un perro así ya tiene de por sí una protección natural en la piel. Es lo que se llama el cebo. El cebo es una capa grasa que protege la piel del perro, y que a los parásitos les resulta muy hostil, resultándoles muy difícil engancharse a un perro con esa protección, la cual está perfectamente equilibrada cuando el perro está sano.
Ahora imagina a una mascota justa de salud, con altos niveles de estrés, mal alimentada o sobrealimentada, que es aún peor. Y si a esa mascota la bañamos y la frotamos con una esponja con productos químicos. El resultado es que le arrancamos todo el cebo, toda la poca protección natural de su ya debilitado cuerpo, para luego protegerlos con pipetas, collares anti-antiparasitarios y pastillas.
¿Sabes qué contienen estas pipetas y collares? Lo que vulgarmente se conoce como insecticida. Es decir, eliminamos la protección natural del perro para sustituirla por insecticida.
Date cuenta que las pipeta se le echan a los perros en la cruz, porque si no, igual se chupan el líquido que le echamos y hay que llevar al perro de urgencias al veterinario, ya que esas pipetas, ese insecticida es altamente tóxico. Y son efectivos porque el insecticida penetra en la piel permaneciendo bajo la epidermis del perro durante meses. Imagina lo agresivas y lo invasivas que son.
Algunos propietarios justifican los baños frecuentes para que su perro no huela a perro. Quieren que sus peluditos huelan a manzana. Y le compran al perro champús especiales para que huelan a frutas silvestre del bosque, en una mañana fresca de primavera. Entonces las pulgas y garrapatas entre un perro sano protegido con su cebo natural y un Toby recién salido de la peluquería oliendo a melocotón… imagínate a qué perro se van a enganchar.
Yo he visto a peluditos en clínica veterinaria, infestados de bichos, que no sabíamos si desparasitar al perro, o directamente meterle fuego. Eso sí, oliendo a manzana y frutas del bosque que perfumaban la clínica con su presencia.
Si mis perros tuvieran parásitos, yo estaría rascándome todo el día el colchón, el sofá, todo estaría lleno de pulgas. Parasitos no hay ni uno en mi casa, pero pelos hay por todos lados. A veces abro una loncha de queso y ya viene con un pelo pegado. ¿Cómo es posible?
Mi secreto es que yo nunca he frotado en la bañera a un perro mío, ni con champú, ni productos químicos, ni les he puesto nunca una pipeta, ni les he dado nunca pastillas. Y jamás he tenido un perro con un bicho. Mis perros se lavan con la lluvia fresca cuando llueve, y de vez en cuando les doy una ducha con agua limpia para quitarle la contaminación de la ciudad. Pero nunca les he quitado su protección natural.
Al llegar a casa después de los paseos, sobre todo en primavera, los examino, y muy puntualmente cuando se les ha enganchado una garrapata, se la quito. Eso no justifica las medidas químicas agresivas.
Y a quienes les molesta que su perro huela a perro… pues claro que el perro huele a perro, es a lo que debe oler. Si quieres que huela a rosas, búscate novia.
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